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15 Pisoteaste el mar con tus corceles,
    agitando las inmensas aguas.

16 Al oírlo, se estremecieron mis entrañas;
    a su voz, me temblaron los labios;
la carcoma me caló en los huesos,
    y se me aflojaron las piernas.
Pero yo espero con paciencia
    el día en que la calamidad
    vendrá sobre la nación que nos invade.
17 Aunque la higuera no florezca,
    ni haya frutos en las vides;
aunque falle la cosecha del olivo,
    y los campos no produzcan alimentos;
aunque en el aprisco no haya ovejas,
    ni ganado alguno en los establos;

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